Los aminoácidos son los componentes básicos de las proteínas, intervienen también en la formación de hormonas, de neurotransmisores (tanto en el cerebro como fuera de él), de sustancias nitrogenadas como la creatinina, etc.
Las alteraciones de algunos aminoácidos están relacionadas con la génesis y el desarrollo de numerosos trastornos físicos, psíquicos y neurodegenerativos.
Están compuestos de carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Contienen un grupo ácido débil, carboxilo (-COOH) y un grupo básico débil, amina (-NH2).
En los períodos en que el organismo atraviesa crisis funcionales (alteraciones y deficiencias cerebrales o nerviosas como stress, depresiones, ansiedad, alteraciones en el tracto gastrointestinal, hepatitis, desnutrición aguda o crónica, traumatismos, trastornos articulares, musculares, etc.) los valores fisiológicos en sangre de los aminoácidos sufren importantes variaciones.
Las proteínas están formadas por 20 aminoácidos de los cuales 8 son esenciales para la vida humana y 2 semiesenciales. Son estos 10 aminoácidos los que requieren ser incorporados al organismo a través de la alimentación.
Los ocho aminoácidos esenciales son: treonina, metionina, lisina, valina, triptófano, leucina, isoleucina y fenilalanina (se puede añadir la histidina como esencial durante el crecimiento, pero no en el adulto), la arginina es semiesencial.
Los aminoácidos no esenciales son aquéllos que el organismo es capaz de fabricar y corresponden a este grupo: alanina, aspartato, asparagina, cisteína, glutamato, glutamina, glicina, prolina, serina y tirosina.
En las tres últimas décadas ha aumentado enormemente nuestro conocimiento sobre los mecanismos que regulan las respuestas mediadas por este tipo de sustancias. Su medición por técnicas de gran sensibilidad y especificidad como la Cromatografía Líquida de Alta Resolución (HPLC) contribuye a facilitar los criterios diagnósticos y a una más correcta propuesta terapéutica. 
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